Posteriormente, todo el cine en su desarrollo fue ocupando efectos especiales. Debemos citar , como dato ilustrativo, el “King Kong” de 1933, la apertura del Mar Rojo en “Los Diez Mandamientos” de De Mille, en 1955, o la división de pantalla de •Problemas de alcoba”, cuando Rock Hudson y Doris Day, hablan por teléfono, sin descuidar las maquetas y enlaces fotográficos de la maravillosa “ 2001, Odisea del Espacio”, por citar algunos.
Era rutinario ver la llamada pantalla proyectada, en que los protagonistas iban en un automóvil , filmado en el set, pero a sus espaldas, se insertaba otra filmación de la supuesta trayectoria de ellos mismos.
Los efectos especiales, más todos los adelantos tecnológicos, han ido cambiando al cine que se conoció en las décadas anteriores. Esto no es malo, a algunos puede gustarle y, aún más, tiene también su encanto y hace más mágico el mundo del espectáculo.
Este avance de la técnica y de la industria ha llevado a que puedan reproducirse una cantidad inimaginable de copias de una película.
Así , actualmente, cuando se dice que tal película parte en su estreno simultáneo con 50 copias, uno no puede dejar de recordar al viejo conductor que , en su bicicleta, recorría desde los cines del centro de Santiago, para llegar al cine Las Condes, Marconi, o al cine Oriente, con los únicos rollos de celuloide que constituían una copia existente para que la película se exhibiera simultáneamente, desfasada sólo por el horario de inicio.
Ahora no, las copias ( concentradas en dos o tres rollos), alcanzan para todos e incluso en provincia, donde antigûamente se embalaban sus rollos para ser enviadas de norte a sur para ser transportadas por avión o por ferrocarril a los cines de los más inimaginables pueblos y ciudades, con la consiguiente demora que su traslado provocaba.
Los tiempos han cambiado. Uno asociaba los cines con sellos distribuidores. Por ejemplo, las películas Paramount, eran presentadas en el Cine Rex. Todas las películas inglesas distribuídas por Rank, eran del cine Bandera. Las francesas, en blanco y negro, privilegio del cine Pacífico, y, quien puede olvidar al cine Santiago, con las películas mexicanas de Pel Mex.
Por otra parte, los actores también tenían identificación con los sellos productores. Como no olvidar a Universal con Rock Hudson, Tony Curtis, George Nader, Julia Adams. La Metro con sus comedias musicales y sus actrices, entre ellas Elizabeth Taylor, June Allynson, Cyd Charisse, Judy Garland. Famoso fue el préstamo hecho por la Universal a la Warner por Rock Hudson en “Gigante”.
Entre otros sellos distribuidores estaban la Columbia, Artistas Unidos, y las dos menores: Republic y RKO, y cada uno de ellos exhibían sus películas en determinados cines.
Actualmente no existe identificación de actores con distribuidoras, todos filman para todos. Se han entrelazados las producciones europeas, de Estados Unidos con países asiáticos. En resumen, una globalización.
Ya no tenemos los viejos héroes, símbolos de géneros cinematográficos, como John Wayne y Gary Cooper y el western ; James Cagney y Humphrey Bogart con el género negro policial, al que también habría que añadir a Richard Widmarck ; Tony Curtis y las comedias . Las películas de acción de Glenn Ford, Gregory Peck o Kird Douglas. Toda una gama de actores que recorrieron el cine de Estados Unidos y que marcó a varias generaciones de personas que buscaban el cine como elemento de evasión, aunque también , de cultura y conocimiento.
A través de las películas de época e históricas, aprendimos mejor la biografía de un personaje real. Famosas fueron las biografías cinematográficas de “Juárez” interpretado por Paul Muni, “Edinson”, con Spencer Tracy, “Viva Zapata” con Marlon Brando ; Eddy Duchin en “Melodía Inmortal “ con Tyrone Power, y , así muchas otras, que fueron verdaderas clases de historia.
Qué decir de la dramaturgia. Famosísimas y célebres obras de teatro tenían su versión cinematográfica. Partiendo por Shakespeare y los dramaturgos contemporáneos, como Arthur Miller, Tennessee Williams, Murray Schigal. Pudimos conocer el teatro a través del cine, y con actores de primer nivel.
Demás está recordar las comedias musicales, que, luego de triunfar en Broadway, se adquirían sus derechos para llevarlas a cine. “West side Story”, “ “Funny Girl”, “Siete novias para siete hermanos”, “ Cabaret”, “Bésame, Catalina”, “ Jesucristo Superestrella”.
Las películas hechas especialmente como comedias, como las que protagonizaron Esther Williams, Mario Lanza, Jack Lemmon, Walter Mathau y tantos otros.
Tampoco pueden obviarse en esta reseña las parejas de cómicos, como Abbott y Costello ; Dean Martin y Jerry Lewis, para luego continuar ambos por sus caminos individuales.
En esa época, cuando uno salía a recorrer el centro de Santiago veía los affiches con todas las películas que ingresaban a nivel mundial, de Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, el cine soviético, y otras cinematografías de continentes alejados, como Asia. Eran un deleite de globalización y uno podía tener acceso a todas las expresiones mundiales.
Estas películas se mantenían en cartelera de acuerdo a su éxito. Pero al ser retiradas y reemplazadas, uno podía verlas en los cines de barrios.
La identificación de los cines con sectores o barrios de Santiago era otra cualidad, hoy desaparecida. Los cines menores del centro como el Tívoli, el Río, el Ritz, el Plaza, el Roxy, el Sao Paulo, el City y el York y tantos otros, muchos desaparecidos.
Los cines de la Avenida Matta, de Recoleta, de la Alameda abajo, de San Diego y la Gran Avenida, Independencia, Macul, Irarrázaval, Prat, identificaban a un sector y a un barrio determinado.
La industria del cine , en su etapa de exhibición, dio trabajo a tantas personas, como los acomodadores, las confiterías de los foyer, y, el famoso proyectorista, comunmente llamado “cojo”.
Esta expresión que venía de la vieja Europa, tiene su origen después de finalizada la Primera Guerra Mundial.
Los gobiernos, con un gran número de mutilados de guerra, crearon un plan para integrarlos al trabajo y a la sociedad. Y uno de los puestos especiales para este tipo de situación era el de proyectorista en los cines. Como la mayoría tenía una mutilación en el pie, a causa de la guerra, quedó con el nombre del “cojo”. Esta expresión se extendió por todo el mundo y así quedó apodado este importante , aunque anónimo , personaje dentro de la historia del cine.
Ahora, ya nada de esto existe, la televisión, el vídeo, el DVD, el cable , circuitos de cine pertenecientes a trasnacionales, la televisión digital, el satélite y sus emisiones simultáneas, los computadores y toda la tecnología imperante ha reemplazado ese mundo mágico y maravilloso que, afortunadamente, nos tocó vivir en una etapa inolvidable de nuestras vidas.
Esto mismo dirán, años más tarde, los jóvenes de hoy, con los avances del mañana.
Ubaldo Pedemonte L.
Octubre 2009.-